jueves, 18 de octubre de 2007

Mis juegos con la electricidad

















Ya desde muy pequeña tenía una gran curiosidad por esa gran desconocida entonces para mi: la electricidad. Tenia ganas de adentrarme un poco más en sus secretos más oscuros y decidí intimar un poco con ella.
Cuando tenía aproximadamente cinco años, quise comprobar por mi misma lo que implicaba "meter los dedos en el enchufe", eso que tantas veces nos habían prohibido, pero como todos sabemos los prohibido nos da morbo y nos llama repetidas veces para que lo probemos. Pero a mi no me bastaba solo con meter los dedos, así que lo que hice fue coger las llaves de mi madre, y meterlas en la parte metálica del enchufe de la vieja radio casera que teníamos en la cocina, y a continuación introduje este en el enchufe, todo esto sujetando las llaves con la mano. Como todo el mundo sabe el metal es un buen conductor de la electricidad, con lo cual me llego una "gran" descarga provocandome una caída al suelo, y la posterior bronca de mi madre por haberme cargado tan precioso tesoro familiar, su radio.
Pero no contenta con esta graciosa descarga, que solo produjo en mi más deseos de descubrir más acerca de esa valiosa arma. A mis nueve años me dispuse a jugar con la vieja televisión de mi abuela, en la que solo se sintonizaba la primera y la segunda, tras un primer intento de encenderla sin resultados, empecé a tocar varios botones y algún que otro cable y me decidí a volver a conectarla, para comprobar que esta vez si que se iba a encender, pero no si antes llevarme una pequeña descarga, ya que los cables del enchufe estaban debajo de mi mano y sin ninguna protección adicional, que aislara mi cuerpo de esa fuente de corriente, y yo no me había percatado.
Posteriormente a los 14 aproximadamente, cuando las nuevas tecnologías empezaban a proliferar e Internet iba llagando a los hogares españoles, con aquella "ganga" que nos ofrecía la telefónica, llamada "Tarifa plana". Yo tenía un vicio considerable a ese nuevo mundo de redes internacionales, y mis padres lo sabían. Ellos decidieron que me quitaba un tiempo considerable para mis estudios, entonces cuando ellos consideraban oportuno, me quitaban el cable del teléfono, si, porque antes se usaban "módems" que iban conectados a línea telefónica con el típico cable que se usa ahora únicamente para conectar el teléfono a la red. Pero ante la impetuosa necesidad de entrar a Internet, yo me buscaba mis diferentes estrategias. Y en vez de comprarme un nuevo cable, que no tenia mucho dinero, pues decidí quitar el cable del teléfono, pero antes tenia que vencer el obstáculo que implicaba el mueble bar que teníamos en el salón. No se como lo habían conseguido, pero habían introducido el cable en un "microagujero", que habían realizado en la madera del mueble, del que me iba a ser imposible sacarlo. Así que tuve la "brillante" idea de ir a la cocina a por un cuchillo para intentar hacer más grande el agujero que ocultaba el cable. Pero claro en uno de esos intentos por cortar la madera, debí cortar también un trocito de cable, con el correspondiente calambrazo para mi y el corte de corriente en toda la casa. Menuda bronca que me callo aquel día.
Viendo que la electricidad no quería que me acercara mucho a ella, decidí acercarme sigilosamente sin que se percatara. Hace tres años o así, en clase de tecnología electrónica (creo), estábamos usando un polímetro, no me acuerdo mucho para que, lo que si que se es para que lo usamos nosotras, bueno yo, cogí un cable del polímetro con una mano y el otro con la otra y decidí ver cuantos voltios recorrían mi cuerpo, para percatarme de que la cifra era mayor a cero, cuanto no me acuerdo, pero deduje que después de las tres "microdescargas" que me había proporcionado mi vieja amiga, se había quedado dentro de mi para siempre.
Creo que ya me he extendido demasiado, podría contar más cosas, pero lo dejo para otra ocasión.

2 comentarios:

Unknown dijo...

La electricidad es tu amiga!
Yo creo que a todos nos gusta jugar con ella...
Ten cuidado, no te ocurra como a Benjamin Franklin, que se le ocurrió la brillante idea, de durante una tormenta, ponerse a volar una cometa metálica, eso si que debe ser una buena "microdescarga", en cualquier caso, invento el pararrayos.

Eniasua dijo...

ummmmmmmmm, Sí me pasa eso y tengo una idea genial por la que todos me recuerden en un futuro, no me importaría para nada. Jejeje